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martes, 31 de enero de 2012

A punto ya de cumplir los 20 años



A punto ya de cumplir los 20 años



A punto ya de cumplir los veinte años
Creo que fui yo quien escribí a una bella mujer
Una muy hermosa carta de amor
Que no tuve nunca la oportunidad de entregarle
Porque cuando volví de pasar mis vacaciones con el ocio
Ella se había casado con otro
Y yo había encontrado el amor de mi vida.

Hoy me he cruzado con esa mujer
A la que identifiqué fácilmente: ella
Conservaba el movimiento dulce de sus caderas
Tenia la misma sonrisa plena de esperanzas,
Sus ojos despedían idéntica pasión,
y con gastado rubor noté que me miraba
Mientras yo esperaba para cruzar la calle
cruzándome con ella.
Por unos instantes pensé tener al fin
oportunidad de entregarle
Aquel primer poema de mi amor,
La retahíla de seductoras conveniencias
Que me sabía de memoria
Porque las había usado tantas veces,
Y soñé que era tiempo para reclamar acaso
Los frutos del trabajo del joven seductor
Que el tiempo había hecho desaparecer,
Dejándome por legado un rostro cansado.
Solo que al verme reflejado en el cristal
Del comercio de enfrente, comprendí que estaba a punto
De cometer uno más de los infinitos errores de mi vida.
Ella era la misma, es decir, la belleza
Que tanto amamos los hombres al envejecer
Y que tanto daño hace a la pasión de los poetas,
Pero la joven que estaba ante mí solo era parecida a la otra,
Que ya no andaba por allí, porque también se habría adentrado
en el umbral de la edad, y, en otro sitio, como a mí,
solo nos sostendrían la imaginación y los recuerdos.
Cuando pasó por mi lado confirmé que la joven no miraba a nadie,
Era solo una mujer bella que caminaba hacia delante,
Segura de suscitar oportunidades de amor
y convertirlas en humo, ocurrencias y poemas.

(Ángel Arias)

Azucenas en camisa



Azucenas en camisa



Venid a oír de rosas y azucenas
la alborotada esbelta risa.
Venid a ver las rosas sin cadenas
las azucenas en camisa.

Venid las amazonas del instinto
los caballeros sin espuelas,
aquí al jardín injerto en laberinto
de girasoles y de bielas.

Una música en níquel sustentada
cabellos curvos peina urgente,
y hay sólo una mejilla acelerada
y una oropéndola que miente.

Agria sazón la del febril minuto
todo picado de favores,
cuando al jazmín le recomienda el luto
un ruiseñor de ruiseñores.

Cuando el que vuelve de silbar a solas
el vals de «Ya no más Me muero»,
comienza a perseguir por las corolas
la certidumbre del sombrero.

No amigos míos. Vuelva la armonía
y el bienestar de los claveles.
Mi corazón amigos fue algún día
tierno galope de corceles.

Quiero vivir. La vida es nuevo estilogrifo de amor grifo de llanto.
Girafa del vivir. Tu cuello en vilo
yo te estimulo y te levanto.

Pasad jinetes leves de la aurora
hacia un oeste de violetas.
Lejos de mí la trompa engañadora
y al ralantí vuestras corvetas.

Toman las nubes a extremar sus bordes
más cada día decisivos.
Y a su contacto puéblense de acordes
los dulces nervios electivos.

Rozan mis manos dádivas agudas
lunas calientes y dichosas.
Sabed que desde hoy andan desnudas
las azucenas y las rosas

(Gerardo Diego)

Quiero Vivir




¿Temes lo que puede traerte el mañana?



¿Temes lo que puede traerte el mañana?
No te adhieras a nada,
no interrogues a los libros ni a tu prójimo.
Ten confianza; de otro modo,
el infortunio no dejará de justificar tus aprehensiones.

No te preocupes por el ayer:
ha pasado…
No te angusties por el mañana:
aún no llega…
Vive, pues, sin nostalgia ni esperanza:
tu única posesión es el instante.

(Omar Khayyam)